Palabras...
A veces una sola palabra puede cambiar el mundo. Una sola palabra. Un "te quiero", un "te amo", un "te necesito", un "te echo de menos", un "lo siento", un "hola", incluso a veces un simple "adiós". Y cuanto daño se hace con algunas palabras. Cuanta mentira, cuanta verdad que duele. Palabras que dicen mucho, y otras que dicen muy poco, o nada, palabras vacías.
Palabras que son difíciles de decir, no por la dificultad de su pronunciación, de su idioma, sino por la complejidad de su significado. Palabras, que significan tanto y a la vez no significan nada. Son sólo eso, letras unidas con algún sentido (a veces).

Pero todas las palabras no quedan ahí. Algunas quedan en tu memoria, porque te recuerdan algo importante, otras quedan escritas en libros que jamás volverás a leer, en una botella en mitad del océano, en el corazón de alguien que ha perdido un poco de memoria, en un trozo de hoja guardado en el fondo de un cajón, pero algunas, la mayoría, se pierden con el tiempo, cuales barcos de papel....
Leí hace poco en un artículo de Albert Espinosa: "La gente se fija demasiado en las palabras y tan sólo son un montón de vocales juntas, un sonido que las personas emitimos y que no sirve casi de nada... la gente habla pero jamás hay que escucharles... solo sentir el sonido de su piel..." ¡Qué razón tiene este hombre en todo lo que dice!
Nunca es demasiado tarde para decir lo que se siente, o quizá si. Al fin y al cabo, las palabras van y vienen. Las palabras vienen y van. Yo creo que algunas, además, tienen fecha de caducidad. Palabras que tienen un tiempo límite de validez, palabras que tienes que pronunciar en un momento u otro, pero que si no lo haces en ese instante, probablemente ya no podrás hacerlo jamás.
Nos agarramos a palabras que no valen para nada, a palabras que salen volando con el viento, y perdemos el valor de lo que vale realmente. Nos agarramos a ellas, olvidando a veces lo más importante. Somos como titiriteros sujetos a palabras tan finas como la cuerda de ese trapecista; funambulistas que no recuerdan que para no caer, a veces no son tan necesarias.
Palabras que al final, quedan en sólo eso, palabras.