Escribir sobre sentimientos. Escribir sobre amor, odio, tristeza, alegria, cosas con sentido, o incluso cosas que carecen de él. Escribo lo que siento, o simplemente lo primero que se me pasa por la cabeza en ese momento.
Pero llega un momento en el que ya no sientes nada. No sientes ninguna de esas emociones sino algo mucho peor. Peor que los celos, que la rabia, que el veneno. Sientes vacío. No sabes si algo te duele o no, porque no lo sientes. No sabes si algo te alegra o te entristece, solo sabes que el vacio crea daño. No puedes controlarte y deja de bastar con algunas líneas. El dolor físico pasa a ser la manera de salvar ese vacio.
Es un miedo que no ya no te asusta, barreras que no tienes intención de saltar, deseos que ya no quieres cumplir, besos que ya no deseas dar, sonrisas que ya salen muy caras, y lágrimas que, en cambio, salen cada vez más fáciles.
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