¿Lo has notado? ¿Te has dado cuenta? ¿No?
Te pones a pensar, echas la vista atrás, y ves cómo, en un abrir y
cerrar de ojos, cambian miles de cosas.
Te replanteas cómo era tu vida antes, y a veces no hace falta irse
10 años atrás, sólo un par de ellos, incluso, sólo unos meses, y ves cómo eran
las cosas antes, y como son ahora. Aunque, aparentemente, haya cosas que sigan
igual, hay otras muchas que han cambiado. Y es que la vida cambia
continuamente. Incluso nosotros mismos cambiamos. Sí, y no sólo físicamente. Cambiamos
nuestra forma de pensar, de afrontar las cosas. Cambiamos de cara a los demás.
Cambiamos nuestros gustos, incluso. Cambiamos nuestros sentimientos, o eso
intentamos creer, porque creo que hay sentimientos, sensaciones, y emociones
que no cambian nunca, por mucho que lo intentemos.
Ese escalofrío al pasar por aquel lugar especial, esa sonrisa
tonta cuando te acuerdas de aquella canción que alguien te dedico un día, esa
rabia al saber que pudiste hacer las cosas de otro modo, y quizás, no pensaste
demasiado antes de actuar. Esa sensación al escuchar esa melodía. Creo que
estas cosas no cambiarán nunca, aunque cambiemos nosotros. O maduremos, o nos
hayamos dado cuenta de cómo son las cosas en realidad, cómo quieras verlo.
Sí, todo cambia. Piensas en este instante en el que todo cambio,
pero no encuentras una razón, una explicación, un motivo que lo justifique...
¡Las cosas son tan distintas de la noche a la mañana!
Entonces, cierras los ojos, y solamente escuchando el choque de
las gotas de lluvia en tu ventana, o simplemente una canción de Vanesa Martín
que suena en la radio (si, esa que dice aquello de “…todo va cambiando, el
gobierno y la gente, ciudades de paso, y bocas que mienten, cuando dicen que
viven, cuando dicen que sienten…”), imaginas tu mundo ideal. Abres los ojos y
visualizas en tu mente cómo sería la vida si no hubiese cambiado nada, si todo
fuese igual. Qué monotonía, ¿no?
Creo que el fondo es bueno eso de que las cosas cambien. La vida, sería
un tanto aburrida, creo. Hemos vivido tantos nuevos momentos, hemos cambiado de
ciudad, hemos conocido a miles y miles de personas. Sí, personas de esas que te
marcan o de esas que pasan desapercibidas, o incluso aquellas que jamás
hubieses imaginado conocer. Y si, por qué no, aquellas personas que son
“imprescindibles”, aquellas con las que sientes que “sin ellos, nada tendría
sentido”. ¿De verdad crees que si nuestra vida continuase igual desde el principio,
habríamos vivido todo eso?
Creo que somos como piezas de dominó. Si cae una, todas caen detrás. Es más, si en algún momento, alguien cambia de posición una sola pieza de ese dominó, cambia por completo el curso del juego. La ficha que hay que colocar cambia de posición también, e incluso, a veces, hay que cambiar de ficha. Si algo cambia, ese algo conlleva que otra cosa cambie, y ésta a otra, y así todas, como una cadena.
Creo que somos como piezas de dominó. Si cae una, todas caen detrás. Es más, si en algún momento, alguien cambia de posición una sola pieza de ese dominó, cambia por completo el curso del juego. La ficha que hay que colocar cambia de posición también, e incluso, a veces, hay que cambiar de ficha. Si algo cambia, ese algo conlleva que otra cosa cambie, y ésta a otra, y así todas, como una cadena.
Y es que las cosas cambian, es ley de vida, no podemos hacer nada
por impedirlo. Las piezas de ese dominó no pueden quedarse toda la vida en el
mismo lugar. Dicen que es el destino quién lo tiene escrito, no sé. Me gustaría
pensar que es así.