
Ese grano de arena que nunca resuelve el problema. Esa gota
de agua que colma el vaso. Esa hoja que vuela con una ráfaga de
viento. Esa palabra que nunca se dijo. Ese beso que nunca se dio.
Una mirada perdida. Ese montoncito de arena que se desmorona al
pasar. Ese castillo de cartas que se cae con un simple soplido. Las
notas de una canción que nunca sonó. Los acordes de una guitarra que no se
ha tocado. Un cristal que cae el suelo y se rompe en mil
pedacitos. Esa burbuja que estalla ante tus ojos. La luz de un faro
que ya se ha apagado. Las escaleras que nunca se han pisado. Esa
camiseta vieja. Ese avión de papel que se arruga. Las hojas de un
libro que nadie ha leído. Un caballero sin
espada. Un héroe sin princesa. Una rana sin
beso. Los pétalos de una flor que caen al ritmo de "me
quiere, no me quiere". La tinta de un bolígrafo que se está
acabando. Un barco sin mar. Un profesor sin alumnos. Un arco
iris sin colores. Un cielo sin sol, luna ni estrellas. Un puerto sin
barcos. Un puente sin río. Una noria que nunca gira. Un
espejo que no refleja. Una pareja sin sexo. Un callejón sin
salida. Una pregunta sin respuesta. Líneas de un folio sin
escribir. Un mirador sin vistas. Dormir sin soñar. Una caricia
que no se da. Una carta sin contestar. Un corazón sin
latido. Una lágrima sin dolor. Una sonrisa sin felicidad. Una
voz sin razón. Un baile sin canción. Una luz sin
oscuridad. Una respiración sin aliento. Una cárcel sin
presos. Una ciudad sin casas. Un campo sin flores. Blancanieves
sin manzana. Bella sin Bestia. Una duda sin explicación. Un abismo sin
oscuridad. Un concierto sin fans. Una radio sin sonido. Un norte
sin sur. Un camino sin huellas. Un billete sin viaje. Un
relámpago sin trueno. Una tormenta sin lluvia. Una hoguera sin
fuego. Una aguja sin pajar. Una brújula que no señala el
norte. Una cometa sin viento. Un desayuno sin diamantes. Una ida
sin vuelta. Una herida sin cicatriz. Unos amantes sin
escondite. Unos niños sin piruletas. Un bufón que llora a
escondidas. Un pentagrama sin notas. Un invierno sin frío, un verano
sin calor. Una esquina sin calle. Un caramelo amargo. Una
depresión sin chocolate. Un rock sin roll. Lágrimas con sabor a
felicidad. Sonrisas que esconden tristezas. Esos amores prohibidos. Soledad en
medio de mil personas. Compañía ante nadie.
Como una vida sin vivir, un pasado sin presente, un presente sin
futuro. Como un ayer sin hoy, y un hoy sin mañana. Como un caminar sin
destino. Como la muerte sin vida. Como una tensión sexual no resuelta. Como
esos segundos eternos, y horas que pasan volando. Como un tiempo que no
pasa. Como un "malos días, princesa". Como Jaén sin olivos. Como
amar sin ser amado. Como una ida sin vuelta. Como un principio sin final. Como
un "tu sin mi, y yo sin ti".
Se que para muchos esta entrada no tiene mucho sentido, pero si os paráis a
pensar, tiene mucho, o al menos para mí. Porque la vida está llena de pequeñas
paradojas. De paradojas que hacen de todo algo especial. De paradojas que
encuentras día a día, en cada rincón, en cada palabra, en cada gesto. Es más,
cada uno de nosotros, en cualquier momento de su vida se ha sentido así, como
que en ese momento estaba "vacío", que "le faltaba algo"
para poder ser él mismo. Porque, en definitiva, somos eso, una serie de
paradojas que debemos encontrar para completar ese "álbum". El álbum
de las paradojas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario