martes, 28 de enero de 2014

El recuerdo de esas pequeñas cosas que se pierden con el tiempo

Frases a medio acabar
Un “te quiero” que se queda en los labios
Ese “no te vayas” que nunca nos atrevimos a pronunciar
Risas que se pierden, como esos “buenas noches”
Esos paseos a las tantas de la madrugada
Un libro a medio leer que no queremos acabar
Una noticia inesperada
Una llamada que nunca llega
Un timbre que nunca suena
Cartas que se escriben pero no se mandan
Lágrimas que se pierden en la lluvia
Una nota abandonada en el algún libro
Palabras que vuelan en el viento
Hojas que caen de algún árbol en otoño
Una herida que no deja de sangrar
Una estrella que deja de brillar
Las olas que rompen contra las rocas
Ese “Tu y yo” que se borra en la arena
Una mirada perdida
Un silencio roto
Un reloj que se para
Un papel arrugado en cualquier ataque de furia
Un globo que explota
Un “para siempre” que no existe
Un “nunca” que siempre llega
Una llama que termina por apagarse

En definitiva, somos eso, el recuerdo de esas pequeñas cosas que se pierden con el tiempo.

Porque....
Quizá nos importó demasiado el qué dirán
Quizá pasamos por alto muchas cosas
Quizá no nos gustaron las reconciliaciones
Quizá nunca nos gustaron las mentiras disfrazadas
Quizá no mostramos nuestros sentimientos
Quizá sea demasiado de amores platónicos, ilusiones y desilusiones
Quizá nos cansamos de luchar, de perder una y otra vez
Quizá perdimos la esperanza
Quizá olvidamos demasiado pronto
Quizá hablamos antes de pensarlo dos veces
Quizá nos pudo el impulso
Quizá no quisimos ver más allá
Quizá no quisimos escuchar al corazón
Quizá dejamos de cumplir esas promesas
Quizá nos pudo la impaciencia
O quizá nos pudo la distancia
Quizá, no nos dejamos llevar
Quizá hayamos perdido muchas oportunidades
Quizá dejamos de tararear nuestra canción
Quizá nuestra imaginación pudo más que la realidad
Quizá callamos demasiado.
Quizá fueron muchas indirectas
Quizá dejamos de sonreír como tontos
O quizá se nos descolocaron todos los esquemas


Porque puede que hayamos tomado direcciones distintas, pero nunca debemos olvidar que la vida da muchas vueltas, y que… dos caminos que se separan, en cualquier punto de su recorrido, pueden volverse a juntar. 

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