Y puede que a veces me entren ganas de dejarlo todo. De abandonar. De tirar lo poco que he hecho y de hundirlo hasta que no quede huella de ninguno de mis intentos.
A veces, y es inevitable, siento deseos de desaparecer, de llevarme conmigo todos mis tropiezos y mis errores, de esconderos bajo las piedras y simplemente dejar de existir.
Simplemente, he pensado en rendirme, en dejarlo. En permitir que la vida me tirase al suelo sin siquiera volverme a levantar. Esas veces en que no se que más hacer, y pierdo toda la esperanza. ¿Y quien no lo ha pensado alguna vez?
No hay comentarios:
Publicar un comentario