Retroceder en el tiempo para enmendar los errores. O pararlo aunque sea unos segundos, el tiempo suficiente como para respirar antes de continuar, o para guardar los momentos especiales, o incluso para volver a vivirlo, o para recoger esos segundos desaprovechados. Así, al final, tendríamos un poco más de tiempo para resignarnos ¿no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario